martes, 26 de marzo de 2024

José Emilio Pacheco



Indeseable

No me deja pasar el guardia.
He traspasado el límite de edad.
Provengo de un país que ya no existe.
Mis papeles no están en orden.
Me falta un sello.
Necesito otra firma.
No hablo el idioma.
No tengo cuenta en el banco.
Reprobé el examen de admisión.
Cancelaron mi puesto en la gran fábrica.
Me desemplearon hoy y para siempre.
Carezco por completo de influencias.
Llevo aquí en este mundo largo tiempo.
Y nuestros amos dicen que ya es hora
de callarme y hundirme en la basura.

domingo, 24 de marzo de 2024

Wendy Cope






Apenas editada en castellano, Wendy Cope es una de las poetas inglesas contemporáneas más reconocidas internacionalmente: su delicado sentido del humor y su tierna mirada sobre el mundo cubren de blancura sus palabras. Hoy reproduzco La naranja, de Wendy Cope.


La naranja, de Wendy Cope
Este mediodía compré una gran naranja —
su tamaño nos hizo reír a todos.
La pelé y la compartí con Robert y Dave —
cada uno tomó un cuarto y yo me comí la mitad.
Esa naranja me hizo feliz del mismo modo
en que las cosas ordinarias consiguen hacerlo
últimamente. Hacer algunas compras. Dar un paseo por el parque.
Cosas que implican paz y tranquilidad. Algo nuevo para mí.
El resto del día transcurrió tranquilamente.
Cumplí con cada tarea de mi lista
las disfruté y dispuse de algo de tiempo libre.
Te quiero. Me alegro de estar viva.

Traducción de Adrián Viéitez.

martes, 19 de marzo de 2024

Susan Ene



Tengo guardada
en un frasco
arena del Sáhara,
un arcoiris en mi lámpara, unas veinte latas vacías
de galletas de mantequilla y...mis letras.
Tengo flores de colores para tartas que no he hecho y moldes de silicona para magdalenas
En un tupper guardo lluvia
y...mis escritos.
Tengo promesas que rompieron,
archivadas en la memoria
y en mi retina,
de trabajo,
de amores mentideros
y...mis versos.
Tengo un abanico rojo
que espera,
la paciencia de una santa, la alegría en mi puerta,
la soledad en esta ventana, el ruido, la esperanza,
una sanción injusta,
helados de chocolate,
bombones,
malos vientos,
risa fingida (a veces)
una pastilla diaria

• Itziar Mínguez Arnáiz •



Voy a cumplir una vieja deuda
Por fin
El hilo de tinta se extiende
Se encuentra a sí mismo
Se entretiene con el aire
Se enreda en el pensamiento
Se equivoca
Se rectifica
Se reivindica
El hilo de tinta se despereza
Se sabe único
Se siente poema
La pobre estilográfica
Abandonada en brazos del olvido
Por culpa de un adolescente pretencioso
Que no supo ser poeta
Se rebela
Y se queda en este mundo
Testigo y arma
Eso es todo lo que dejo
publicado en azuldemar,blog.


(La vida me persigue. Editorial Renacimiento).
Del libro : Al final poesía.
Colección. Poesía en la distancia

viernes, 15 de marzo de 2024

Francisco Cenamor,



el fin de la historia
ya no tiene sentido la normalidad
ha llegado el momento de los disturbios espirituales
de cortar la calle con macetas
plantar magnolias en las autopistas
arruinar el futuro sembrando esperanzas
poner comas entre sujeto y predicado
correr de espaldas palpando el presente
condenar sin juicio, enjuiciar sin condena
subir de dos en dos las escaleras
abrir de par en par las ventanas
de los viejos aposentos modernos
vaciar las estanterías metálicas
acudir silbando a la biblioteca
enarbolar banderas transparentes
que no nos amordacen los ojos
sorprendernos abrazados al paria
al que vino de lejos, a la prostituta
matar de risa al desamor
ir a la oficina de empleo cantando a puccini
pagar la ópera con la cartilla del paro
recitar poesía desde el patíbulo
construir con firmeza en las nubes
y cada noche, soñarse escondido en el jardín
ignorando elecciones generales y tarjetas de crédito

miércoles, 13 de marzo de 2024

Elena Peralta



Hoy
me niego
a buscarte hueco en el olvido.
Ya lo haré más tarde.
Ahora,
cierra la puerta por favor.
Paseemos juntos por calles iluminadas,
donde puedan verse
sonrisas sin miradas ausentes.

Roberto Juarroz



El corazón más plano de la tierra...


El corazón más plano de la tierra,
el corazón más seco,
me mostró su ternura.
y yo tuve vergüenza de la mía.
Tuve vergüenza de los himnos largos,
de las constelaciones derramadas,
de los gestos nupciales y espumosos,
de las escarapelas del amor,
de los amaneceres desplomados.
Y también tuve miedo.
Miedo de las palabras que no cantan,
miedo de las imágenes que sobran
cuando tanto ser falta,
miedo de los roedores que se baten
en la iglesia vacía,
miedo de las habitaciones bautismales
que se llenan de águilas.
El corazón más plano de la tierra
me hizo aprender el salto en el abismo
de una sola mirada.